La palabra “Allah”, como cualquier otra, existe en el idioma, es un nombre, y tiene un significado interior profundo. Según uno de los grandes maestros del Islam, quien adora el Nombre Allah, es un ateo. “El nombre” significa la palabra, simplemente, y quien adora a ella, nada más, no conoce el significado. Y continúa diciendo el maestro: “Quien adora el nombre y el significado es un idólatra”, porque adora dos cosas, y así idólatra. “Quien adora el significado, es el verdadero creyente”. En conclusión, la palabra “Allah”, exteriormente, como parte del idioma, un nombre, no constituye para nosotros por sí misma una representación material de Dios. La podemos dibujar de múltiples maneras, pues presenta una forma exterior; pero queremos llegar a su significado, que es lo que debemos amar. El Islam es un camino de conocimiento continuo, y el conocimiento de los significados es lo más importante. Entonces, queremos legar al significado de esa palabra, para adorarlo, pues adorar la palabra, pero no conocer su significado, es inútil. [1]
Pero ¿qué quiere decir “conocer el significado”?; es algo muy profundo, sabiduría verdadera. Creyente verdaderamente es quien llega a esa sabiduría. ¿Cuál es la creencia esencial del Islam en cuanto a Allah? ¿Cuál el camino hacia el significado de ese Nombre?: Es lo que se llama Tauhid, que significa “Unidad”, “enseñanza o doctrina de la Unidad”. Fue enseñada por todos los grandes sabios de oriente, y todos los grandes pensadores de la antigüedad, sobre todo en oriente, solamente han hablado de esta doctrina, la cual constituye el camino para conocer el significado de la palabra “Allah”. Ahora bien, ¿qué es la doctrina de la Unidad?, es afirmar que El es Uno, que no es tres, por ejemplo. No hay trinidad o trinitarismo en el Islam; ni tampoco que El es dos, no hay dualismo. No es dos, ni es tres, ni es muchos, es Uno y Absoluto. Pero esto no debe ser una cosa que se dice de palabra solamente. Para conocer el significado de la doctrina de la Unidad debemos dar un testimonio con todo el ser, como algo vivencial.
En el Islam, el Tauhid, la enseñanza o doctrina de la Unidad, tiene varios aspectos, como lo vimos en las respuestas acerca del Principio: tiene un aspecto racional, metafísico, es el que enseñó Avicena, Al-Farabi, Al-Gazali, Al-Biruni, etc., los grandes filósofos del Islam que enseñaron metafísica. Personalmente algunos de ellos estaban con un grado de realización espiritual muy grande, pero se dedicaron también a la metafísica, y enseñaron el conocimiento de Allah racionalmente. Frente a esta respuesta racional acerca de la Unidad de Allah, el Principio de todas las cosas, hay una respuesta vivencial, la experiencia en uno mismo, consistente en comprobar la Unidad en todo lo que nos rodea, en el cosmos. Son las experiencias a que continuamente nos induce el Sagrado Corán: “Observad cuanto os rodea, el cosmos, el sol y la luna rotando en su frecuencia, observad vuestros cuerpos cómo están constituidos, la semilla cómo nace, etc.” (Cito en general), con el fin de que captemos o percibamos detrás de eso la unidad de todo lo que existe, manifestación de la Unidad del Principio de todas las cosas.
Hay también una respuesta científica sobre el Tauhid, hubo gente en el Islam que ha comprobado en la física, en la química, en la alquimia, en la medicina, que existe unidad en toda la naturaleza, y que esto constituye la prueba de la Unidad del Principio, porque la causa natural manifiesta al Principio.
También existe una respuesta práctica, que pone en acción la doctrina del Tauhid, y que explica cómo debo hacer para alcanzar su significado, cómo debo comportarme, cuál es el mejor método de vida, cuál debe ser el trato con el Señor de los seres. Así como entre los seres humanos existe una manera de comunicarse y vincularse entre sí, con El no puedo hacerlo de cualquier modo, existe una formalidad exterior necesaria. El, por ser Superior a todo, exige de nosotros cierta conducta externa para vincularse a El. Entonces hay una respuesta metafísica y otra vivencial, una científica y otra práctica, y ésta última nos dice cómo debemos tratar con El, qué conducta seguir.
Podemos distinguir las respuestas, por un lado, como racionales, y por otro lado, como psicológicas. La científica y la metafísica son racionales, y la práctica o del alma es psicológica. La psicología, en el verdadero sentido, es una ciencia sagrada que enseña el conocimiento del alma humana. Si vivenciamos esa enseñanza de la Unidad, y llevamos a la práctica una conducta coherente con esa vivencia, llegaremos al conocimiento de nuestra propia alma. ¿Quién soy yo?, ¿de dónde vengo y hacia dónde me dirijo?, ¿qué sentido tiene mi existencia?: Todo esto es respondido por la ciencia del alma. Y por la misma vía llego al conocimiento del otro, de mi semejante, pues cuando me conozco a mí mismo, lo conozco al mismo tiempo a el.
[1] Con la palabra “Allah” se hacen muy bonitas letras para adornar libros y habitaciones. Pero, quizás, quien las hace no conoce qué significa ese Nombre, sólo conoce que es una palabra del idioma.
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